LA CRISIS ECONÓMICA ACTUAL.




La crisis financiera originada en EEUU es una de las más graves de las últimas décadas. De momento, ya se ha llevado por delante a varios gigantes financieros del país y su contagio se ha extendido a todo el mundo. El mayor motor económico del planeta se ha visto obligado a realizar las mayores intervenciones en empresas conocidas hasta la fecha para calmar los mercados, mientras la crisis se ha trasladado ya a las economías ‘reales’. 

Mario es un fontanero español que quiere ampliar su negocio y acude a su banco habitual para pedir prestado dinero. «Lo sentimos, esta vez no podemos ayudarte», es la educada pero dura frase que recibe en la sucursal. A Mario le cuesta entender en un principio que la reticencia de su banco o caja de toda la vida tiene que ver con la concesión de hipotecas a miles de kilómetros de España, en EEUU, a personas con un mal historial de morosidad y con pocos ingresos, aunque, al final, lo acaba asumiendo. 

El convencimiento no ha crecido por generación espontánea. Antes ha leído periódicos en los que se dice que la crisis financiera originada en EEUU es la peor desde la Gran Depresión de los años 30 «Entonces debe ser gordo», piensa. Sigue leyendo los diarios y, pese a las crípticas informaciones que vislumbra —«la economía parece tener un lenguaje sólo para entendidos», se dice— consigue hacerse una idea general de lo que ocurre. 

Entre los principales factores causantes de la crisis estarían los altos precios de las materias primas, la sobrevalorización del producto, una crisis alimentaria mundial, una elevada inflación planetaria y la amenaza de una recesión en todo el mundo, así como una crisis crediticia, hipotecaria y de confianza en los mercados. La causa raíz de toda crisis según la Teoría austríaca del ciclo económico es una expansión artificial del crédito. En palabras de Jesús Huerta de Soto esta crisis "surge de la expansión crediticia ficticia orquestada por los bancos centrales, y que ha motivado que los empresarios invirtieran donde no debían". 

Muchos autores consideran que no se trata de una verdadera crisis, sino que más bien es una oportunidad de crecer y tener nuevas ideas dado que el término crisis carece de definición técnica precisa pero está vinculado a una profunda recesión; ésta, a su vez, se define como dos trimestres consecutivos de decrecimiento económico. Por el momento, este fenómeno no se ha producido en la mayor parte de economías desarrolladas. Según algunas hipótesis, la crisis podría finalizar en 2010. Predecir algo así es muy complicado si no imposible, ya que la ciencia económica sólo puede predecir tendencias. Lo que sí está claro es que se pueden evitar futuras crisis evitando su causa raíz. 

La presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner en su primer discurso en la 63ª Asamblea General de la ONU denominó a dicha crisis como Efecto Jazz, dado que el origen de la crisis fue el centro de Estados Unidos y se expandió hacia el resto del mundo, en clara contraposición a crisis anteriores que se originaban en países emergentes y se expandían hacia el centro, como fueron el Efecto Tequila, Efecto Caipirinha y el Efecto Arroz. 

La crisis iniciada en el 2008 ha sido señalada por muchos especialistas internacionales como la "crisis de los países desarrollados", ya que sus consecuencias se observan fundamentalmente en los países más ricos del mundo. 

La década de los años 2000 fue testigo del incremento de los precios de las materias primas tras su abaratamiento en el período 1980-2000. Pero en 2008, el incremento de los precios de estas materias primas —particularmente, subida del precio del petróleo y de la comida— aumentó tanto que comenzó a causar verdaderos daños económicos, amenazando con elhambre en el Tercer Mundo, la estanflación y el estancamiento de la globalización. 

En enero de 2008, el precio del petróleo superó los barril por primera vez en su historia, y alcanzó los US$147/barril en julio debido a fenómenos especulativos de alta volatilidad que condujeron a un fuerte descenso durante el mes de agosto. 

Otro tanto sucedió con uno de los principales metales industriales, el cobre, que venía experimentando un vertiginoso aumento en su cotización desde 2003, principalmente por la cada vez mayor demanda de las nuevas potencias emergentes, como China e India, sumada a otros factores como inventarios decrecientes y conflictividad laboral en las minas cupríferas de Chile, el primer país exportador a nivel mundial del mineral. En enero de 2008, la cotización del cobre en la London Metal Exchange (Bolsa de Metales de Londres) superó por primera vez en su historia los tonelada. A principios del mes de julio alcanzó tonelada, récord absoluto desde que se tienen registros de su cotización en la LME, a partir de 1979. Este valor a niveles históricos fue un 272,5% mayor que el antiguo récord absoluto de tonelada registrado el 24 de enero de 1989 —sin ajuste por inflación—. 

Luego de este pico máximo y en línea con la conducta del petróleo, la cotización del cobre registró una abrupta caída de más del 50% desde el récord de julio (a octubre de 2008)15 en un marco de volatilidad nunca antes visto. 

Materiales esenciales en la producción, como el ácido sulfúrico y la soda cáustica vieron también incrementados sus precios hasta un 600%. 

La crisis del petróleo y de los alimentos fueron objeto de debate en la 34ª Cumbre del G-8. 

En Estados Unidos, las ambiciones de los bancos han ido más allá de lo recomendable y concedieron hipotecas a personas con empleos inestables o con pocos ingresos, con la confianza de que el precio de las casas nunca bajaría, lo que compensaría la posibilidad de que estas personas dejaran de pagar. Pero al final, la burbuja inmobiliaria estalla y comienzan a aumentar los impagos de las hipotecas, lo que a la postre acaba por provocar que el precio de los pisos acabe bajando. Y el problema no es sólo inmobiliario. En los últimos años se crean nuevos productos de inversión ligados a esas hipotecas de alto riesgo —también son los más rentables porque los intereses y sus beneficios son más altos—. Grandes fondos de EEUU y de otros países invierten en esos productos, cuyo valor se desploma ante la caída del valor de los pisos. 

Los bancos de EEUU comienzan a tener fuertes pérdidas y empiezan a desconfiar unos de otros, una situación que comienza a contagiarse por todo el mundo: vivimos en una época globalizada y Wall Street sigue siendo el corazón financiero. Mario no lo sabía, pero los bancos se prestan dinero entre sí para hacer frente a sus obligaciones. Evidentemente, se cobran intereses para hacer estas operaciones rentables. Sus recelos a la hora de prestar hace que esos intereses suban, provocando, indirectamente, que las hipotecas en España acaben encareciéndose. 

La falta de dinero de los bancos hace que comiencen a dar menos préstamos a empresas y particulares. Por eso, el banco de Mario se niega a darle el crédito. Sin esos prestámos, las empresas se resienten y sufren parones en su actividad, lo que acaba por hacer que la economía crezca menos y el paro suba. «Yo pensaba contratar una persona, pero sin el préstamo no puedo hacerlo», piensa el fontanero protagonista de esta historia. 

El panorama es ‘negro’. Con la quiebra de varios bancos y el rescate de otros, los problemas se han agravado. Una de las particularidades de esta crisis es que cuanto más se alargue en el tiempo más afectará a la economía ‘real’, es decir, que se avecina, probablemente, una época de recesión. Esto se debe también a que la psicología juega un papel muy importante en la economía. La confianza de los ciudadanos cae cada vez más, lo que produce un mayor temor a consumir, algo que acaba por dañar aún más el crecimiento. 

La crisis se extendió rápidamente por los países desarrollados de todo el mundo. Japón, por ejemplo, sufrió una contracción del -0,6% en el segundo trimestre de 2008. Australia yNueva Zelanda también sufrieron contracciones. Cabe destacar que es cada vez mayor la preocupación sobre el futuro de los países con economías pujantes y emergentes, tal como lo es la incertidumbre respecto a países tales como China e India en Asia; Argentina, Brasil y México en América y Sudáfrica en el continente africano, cada uno de ellos líderes en sus regiones y, también afectados por la actual crisis económica. 

En el primer trimestre de 2009, las bolsas de Estados Unidos y Europa fueron superadas por las de países en desarrollo como China y Brasil. Brasil y Rusia aumentaron sus índices un 9% en moneda local; el índice de India pasó a ser positivo y el índice compuesto de Shangai, en China, aumentó un 30%, lo cual se justificó por la fortaleza y estabilización de los sectores financieros de dichos mercados y por la búsqueda de inversiones de riesgo. 

Los flujos bajaron de US$1,2 billones (2007) a US$707 000 millones (2008) y se espera que bajen a US$363.000 millones para el 2009. 
En abril de 2009 se reporta que como consecuencia de la crisis el desempleo en el mundo árabe se considera una “bomba de tiempo”. 
Asimismo, se reporta que Egipto teme por el regreso de 500.000 trabajadores de países del Golfo. 
En marzo de 2009 se reportó que, a raíz de la crisis, el mundo árabe perdió 3 billones de dólares (que corresponden en el mundo anglosajón a 3 trillones de dólares). 
A raíz de la crisis el Banco Mundial prevé un duro año 2009 para los países árabes. 
En mayo de 2009 se informa que Naciones Unidas reporta caída de la inversión extranjera en el Medio Oriente. 
En septiembre de 2009 se informa que los bancos árabes han perdido casi $ 4 mil millones desde el inicio de la crisis financiera mundial. 

CRISIS EN AMERICA LATINA 


El país con uno de los IDH más elevados y con una de las economías más desarrolladas de la región camina a un mayor endurecimiento de su posición comercial y se lo anticipó a Brasil en la cumbre ministerial del 17 de febrero de 2009 en Brasilia. Al gobierno le preocupan, en lo inmediato, varios sectores que mostraron fuertes desequilibrios en el intercambio bilateral. Son siderurgia y sus productos, con un saldo negativo de 1.400 millones de dólares en 2008; autopartes y autos, donde el desbalance trepó a 2.800 millones y máquinas e implementos agrícolas que arrojaron un déficit de 400 millones. 

En principio se estudia utilizar para estos sectores las llamadas licencias no automáticas de importación. Son permisos que otorgan los gobiernos y que pueden demorar hasta 60 días para ser autorizados. De hecho, están legalizados por la Organización Mundial del Comercio. Pero los industriales brasileños temen que esas demoras "se amplíen y se conviertan en una barrera al comercio". En este contexto de crisis mundial, un déficit comercial de 5.000 millones de dólares "se vuelve insostenible para mantener la industria nacional". 

Debido a la alta dependencia de la economía mexicana en su comercio exterior con los EE.UU. y a la caída en las remesas provenientes de los emigrantes (segunda fuente de divisas después del petróleo) producto de la desaceleración de la economía norteamericana, México no tardo en resentir los efectos de una crisis económica en el país vecino, el efecto domino que esto tuvo en todos los sectores de la economía mexicana tardaron unos meses en hacerse presentes. El desempleo abierto en México subió a 4,06% en enero de ese año, comparativamente mayor con la tasa del año anterior que se encontraba en 3,96%, y solo en enero de 2009, 336 mil personas se quedaron desempleadas en México.27 La debilidad estructural de las finanzas del gobierno mexicano altamente dependientes del precio del petróleo y la constante caída en la producción de este recurso tuvieron una repercusión presupuestal que obligo a elevar impuestos como el Impuesto al Valor Agregado, el Impuesto Sobre la Renta y a instaurar impuestos nuevos a las telecomunicaciones, desafortunadamente estos ingresos no van encaminados a nuevas inversiones o proyectos productivos, sino a mantener una burocracia inoperante que consume el 80% del presupuesto, esto plantea nuevos escenarios de crisis en un mediano plazo. 

El año 2009 ha sido especialmente difícil para la economía mexicana. Al iniciar el año, las expectativas oficiales pronosticaban un crecimiento exiguo a lo largo de 2009. Sin embargo, al pasar los meses las expectativas fueron tomando derroteros más pesimistas y en ocasiones contradictorios, por ejemplo, entre los pronósticos de la Secretaría de Economía y el Banco de México. Después de la epidemia de gripe A(H1N1), se comenzó a hablar de una afectación de la actividad económica en el país, especialmente en el caso del sector turístico que es la tercera fuente de divisas para el país. El titular de la Sectur apuntaba en mayo de 2009 que la ocupación de los hoteles en los principales destinos turísticos del país oscilaba entre 10 y 30% a lo que se sumaba la cada vez más frecuente cancelación de vuelos. Ante ese panorama el secretario Rodolfo Elizondo Torres pronosticaba una pérdida de más de 100 mil empleos en el sector. 

Por otro lado, desde 2008 el peso mexicano entró en una serie de depreciaciones frente al dólar estadounidense que lo llevaron a perder alrededor del 25% de su valor hacia 2009. Si en 2006 (año de inicio del gobierno de Felipe Calderón) el dólar se compraba en 10,77 MXN, en enero de 2009 se compraba en las ventanillas bancarias al precio de 13,48 pesos por dólar. Entre las medidas que se tomaron para contener la devaluación del peso se aplicó la subasta de una parte de la reserva de divisas internacionales, lo que llevó al país a gastar más de 20 mil millones de dólares estadounidenses sin lograr los resultados esperados 

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) apuntó en su reporte anual que México sería el país más afectado por la crisis económica en la región al presentar una contracción de 7% en su producto interno bruto (PIB). 









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